miércoles, 10 de marzo de 2010

RESUMEN DE LA CIUDAD IDEAL Y LA CONSTRUCCION DE SENTIDO Oscar Gonzales

El término de ciudad hoy en día se encuentra estrechamente relacionado con el arte, lo estético, la sensibilidad y la percepción. Pues la ciudad como tal, se liga a una necesidad o deseo que lo lleva a una reflexión contraria a como debería ser: ordenada, coherente y limpia. De ahí la ciudad parte de muchas estructuras; la ciudad real o la ciudad ideal, donde también toman lugar el orden crítico y el orden sensible de quienes hacen parte de ella, tomando conciencia y reflexionando, sensibilizándose y apropiándose de ella, convirtiéndose en su propio constructor.

La imagen de navío Argo está construida por piezas no originales, sin embargo no perdía su imagen, esto demuestra que cualquier ciudad es una estructura de la cual no se bebe dejar llenar. De la estructura viene la intervención del ciudadano en la ciudad, pues es él quien la construye y la hace real. Esta relación va de un hacer a una existencia, marcando un trayecto que queda grabado en la ciudad, en donde si muere uno mueren los dos.

Los observadores de la ciudad, basados en el cuadro de G. de Chirico, o en las esculturas de Ronny Vayva; relacionan lo real e imaginable de una ciudad, en donde esta deja de ser real si no es explorada, es decir se divide la ciudad real y humana de la ciudad ideal y utópica.
Esto nos lleva a la relación inextricable de la ciudad y el ciudadano, llevándonos a la intervención de ella, en donde el ciudadano posee los conocimientos y herramientas necesarias para entrar en acción. Instalarnos en la ciudad nos lleva a una necesidad de lo estético, del cambio y del los ciudadanos, para apropiarnos y poseerla.
La Mirada nos hace poseedores de esa ciudad ideal y real, incitándonos a la construcción y elaboración de ella misma, proyectándola y realizándola. Pero solo aquellos que se comunican por las sensaciones y son conocedores de ella pueden tenerla. Entonces vemos como la ciudad pasa a ser el objeto y el ciudadano el sujeto, construyendo los deseos, las ideas reales de los sueños.
Somos nosotros los encargados de que el Otro sienta y perciba la ciudad, sin dejarla llevarla al olvido, la muerte y el dolor.
El ciudadano no sabe dominar la ciudad, pues ella sobrepasa los límites, creciendo y ampliándose provocando incidentes para ella misma, pero que conduce a lo sensible e intuitivo.